23 diciembre 2006

JAPÓN III - LOS TEMPLOS


Todai-ji - Nara

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Toris (puertas que conducen al templo) Templo Fushimi - Inari

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Aunque Japón es un país laico, en la actualidad las religiones mayoritarias (sintoísmo y budismo) se han convertido en un conglomerado de costumbres que marcan la vida de una persona desde su nacimiento hasta su muerte en forma de ritos y ceremonias con un simbolismo específico para cada momento. Una de las cosas que caracterizan a Japón es una antigua religión popular, una mezcla de naturaleza politeísta y adoración de antepasados. En un principio esta religión étnica no tenia nombre, pero cuando se introdujo en Japón el budismo, durante el siglo VI , uno de los nombres que recibió fue Butsudo, "la Vía del Buda". Así que a fin de poder diferenciar el budismo de la religión nativa, esta pronto llego a ser conocida por el nombre de sintoísmo.

Myoshin-ji - Kyoto

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Gran Buda de Kamakura
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El uso de la madera y ventanas de papel ha provocado innumerables incendios a lo largo de la historia de la arquitectura japonesa, uno de los incendios más recientes es el del Pabellón Dorado al que prendió fuego un aprendiz de monje enloquecido por la belleza del mismo (leer El Pabellón de Oro de Mishima, es una maravillosa descripción de los hechos).
Kinkaku-ji (Pabellón Dorado) - Kyoto
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Al entrar en algunos templos aún intactos se resiente la mano de los maestros que los construyeron, la armonía y paz de su interior se conciben desde la certeza de que “algo más” sabían acerca de la localización de altares y estanques, la energía del dragón que conduce el Ki de la tierra y la cuidada disposición de las pequeñas fuentes de agua cristalina. Me pareció estar cerca de los templos que aún quedan en muchas partes del mundo donde “una brizna de éxtasis” ,como dice Blanche Mertz , traía sosiego a mi alma.
El dragón, siempre presente en templos de todo el mundo
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La luz no tiene por que ser brillante y desmerecer la belleza de un templo

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Un koan

Maestro, ayúdame a encontrar la verdad.

- ¿Percibes la fragancia de las flores?

- Sí.

- Entonces no tengo nada que enseñarte.


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