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Los caminos del mundo son una escuela donde se templa el espíritu y se afianza la tolerancia y la solidaridad. Se aprende a dar y a recibir, a mantener las puertas abiertas de la casa y del espíritu y sobre todo a compartir. Se aprende a disfrutar de lo poco, a valorar lo que se tiene, a ser feliz en la austeridad y a festejar la abundancia, se aprende a escuchar y a mirar y se aprende también a querer.
Bandejas de Sashimi
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Pastelitos
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Obsérvense esos nabos
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Lonja en Tokyo
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A unos 8 euros el centollo!!! ñam ñam
No, no es Manhattan, es la vista del Rainbow Bridge desde la isla de Odaiba en Tokyo
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Vista del barrio de Ginza desde la rivera de Sumidagawa - Tokyo
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Castillo de Himeji
En dos palabras “Im presionantes”, jajajaaa....
Las grandes urbes se expanden hasta juntarse con las ciudades aledañas y formar megápolis como Tokyo-Yokohama-Saitama-Kawasaki con una extensión de más o menos Polonia , ups perdón, Cataluña y unos 31 millones de habitantes apiñaditos. Es fácil moverte en transporte público, trenes locales, metros, autobuses y taxis, si llevas un buen mapa que por cierto te dan por doquier cada vez que preguntas por una calle (antes de salir de viaje andaba preocupada porque no tenía mapas pero una vez allí todo cambió pues hasta en los comercios te sacan el mapa de la zona y te explican incluso por gestos como llegar a donde sea). Los conductores de autobús llevan guantes blancos, una gorra preciosa y no discuten por nada; yo misma presencié como un turista aparentemente koreano (cabeza buque) se disculpaba con el conductor porque en la salida no encontraba su bono-bus y el chófer con un gesto digno de una geisha le despedía amablemente sin decir ni mu.
Consejo:
Si vas en otoño o invierno abrígate bastante, es más frío que España.
Ginza - Tokyo
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Iluminación navideña en Shinjuku - Tokio
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Kyoto, una ciudad entre montañas, de clima frío, un aire limpio hasta hacer llorar y la maravillosa sensación de estar amparado por los dioses del refinamiento y la gentileza. Sube al The Cube en la estación central. Compra inciensos. Prueba los pastelitos de judías. No te tomes entera una botellita de sake...mu malita, me puse mu malita. Disfruta de los jardines del templo Ryoan-ji.
Vista nocturna de Kyoto desde El Cubo de la estación central
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Haz excursiones a Osaka, Kobe, Nara, Himeji (su castillo es el mejor de la zona). Dudaba yo sobre el lugar que elegiría este año para ir a ver la luna de otoño y me decidí finalmente por Kobe, jajaja. La víspera de la luna llena leí en un periódico inglés una noticia en la que se informaba que para aumentar el disfrute de los visitantes iban a instalar en el puerto unos altavoces con una grabación de la Sonata Claro de Luna de Debussy, entonces lo tuve claro.
Puerto de Kobe con la luna de otoño
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Acuario de Osaka
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En Tokio, no te pierdas el monorraíl de Odaiba, por 800 yens tienes viajes ilimitados, lo mejor es ir hasta Shinbasi y allí tomar el Yurikamome, hacerte la ruta hasta la última estación pues te haces una idea de donde parar al regreso y vas viendo la mega isla artificial desde todos sus ángulos, siéntate en el asiento del conductor inexistente y tendrás mejores vistas. A la vuelta si está atardeciendo paras en la estación de Daiba y en la de Odaiba-kahin koen, para ver las magnificas vistas del Rainbow Bridge y su estatua de la libertad, el edificio de la Fuji Televisión te hará sentir que andas perdido por una ciudad del siglo XXV.
No dejes de ir a la lonja de pescado , tendrás que madrugar y estar allí sobre las 9 , estación de metro de Tsukijishijo, el mercado cercano es una maravilla y encontrarás todo lo que te has comprado anteriormente a mitad de precio (platos, palillos, lacados, cerámica, woks ..etc)
Una paradita en Shibuya también merece la pena.
Edificio de la Fuji TV en Odaiba - Tokyo
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En Japón no se fuma en la calle a menos que lo hagas en un “Smoking corner” en Tokyo o parado en una esquina en las otras ciudades, los smoking corners tienen ceniceros y extractores de humo, en la calle, sí en la calle.
No te lleves el móvil pues allí son tribanda 850, ni siquiera un tribanda 1500 vale allí. Lo puedes alquilar por días si es que “necesitas estar conectado”.
La electricidad va a 100v así que si tienes que cargar la batería de la cámara tardará el doble.
Puedes beber agua del grifo en cualquier ciudad sin temor alguno.
No temas perderte , siempre habrá alguien que te ayude a encontrar el camino a casa...
Cierto regustillo zen.
Todos conocemos el sushi y los tempura...pero hay algo más en la cocina japonesa...eso que a mi me pone malita, el sake!!!! Jajaaa
Lo mejor es que siempre te ponen té, un té amargo, con sabor a heno, que nada tiene que ver con el té indio al que estamos acostumbrados. Una vez fuimos a Uji, capital del té japonés, con la intención de comprar el susodicho manjar pero era carísimo, y después de probarlo decidimos ir a una tienda de ropa muy maja que habíamos visto en el camino.
No es de buena educación comer en la calle, pero sí que se hace muy a menudo en los trenes. En todas las estaciones te venden comida para llevar (ekiben) con todo ordenado, arroz, sashimi, verduras, tempura, palillos, y algún dulce. Por supuesto en los trenes no ves ni rastro de comida, ni asientos pringosos, tal cual acaban lo meten todo en la misma caja y se lo llevan hasta que encuentran una papelera ( que escasean por cierto ), cualquiera que lea esto estará de acuerdo en mantener los servicios públicos limpios pero cuantas veces te metes al metro y te encuentras el suelo lleno de pipas y algún que otro klinex abandonado y huérfano, manías de maruja asesina de la menda.
Lo que menos me gustaba era lo que llamábamos el “cocido” un kit completo que por unos 900 yens (6 eur) te quitaba el hambre pero a mí sinceramente me daban ganas de pedir un huevo frito detrás. El “cocido” se sirve en restaurantes vegetarianos, se compone de un pote con tofu en ebullición, cuenco de arroz pastoso, encurtidos de vegetales indescriptibles y sopita de miso.
También tienes los suriyaki (finas láminas de carne de buey cocidas a fuego lento con verduras y sake), oudon (sopa de tallarines con verduras o carne), yakitori (brochetas de carne, entrañas, pollo o pescado).
El "cocido" lo sirven en restaurantes vegetarianos
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Los dulces merecen una mención especial pues son verdaderamente exquisitos y raros:
Anpan - Pan con judías dulces en el centro.
Mochi - Arroz dulce al vapor convertido en masa sólida.
Taiyaki - Pastel frito con forma de pez; normalmente se rellena con an (pasta dulce de judías rojas - Azuki).
Dagashi – Dulces de todo tipo
La cocina está abierta a la barra y vas viendo como elaboran todos los platos, y como se come con la vista pues te pones hasta las trancas pidiendo un poquito de esto y aquello.
Atracón de sashimi
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Otra curiosidad es que en todos los escaparates de los restaurantes están expuestos los platos que se sirven dentro, tienen un colorido precioso y dan ganas de pedirlos todos, pero si te fijas bien son falsos ,de plastiquillo , por cierto esto no te recuerda a la señorita Cuerda y la paella con gambas de plástico de El Último Trayecto de Horacio Dos ??
Escaparate de restaurante infantil (todo de plástico)
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En definitiva la comida que más me gustó fue la de un restaurante koreano de Kamakura donde nos pusieron unos pancakes de langostinos con verduras estupendos (a 8 euritos el menú y aún dicen que Japón es caro) , y es que yo no le hago ascos a nada.
Restaurante koreano en Kamakura
Kencho-ji - Kamakura
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Camelias en Eikaido-Zenrin-ji
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Lo importante de un jardín japonés se encuentra en la fusión con el paisaje natural. Su encanto reside en la sutilidad y el refinamiento de su trazado y también es curioso como representan (imitan) a la naturaleza en espacios limitados. La historia de los jardines japoneses tiene una antigüedad de unos quince siglos. Básicamente hay tres tipos de jardines: los tipo tsukiyama, que representan una colina con un estanque, los tipo hiraniwa, en terrenos llanos sin colinas ni agua y los jardines de té adjuntos a las casas donde se celebra esta ceremonia.
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En el 2002, unos científicos de la Universidad de Kyoto utilizaron ordenadores para buscar formas usando la disposición de las zonas vacías del jardín en vez de la disposición de las piedras. El resultado es que encontraron el patrón de un árbol escondido dentro de la estructura del jardín. Dicen que por eso es tan placentero presenciar el jardín, nuestro subconsiciente capta el patrón del árbol sin que lo notemos.
El mismo equipo de investigación probó moviendo algunas piedras de forma aleatoria y vieron que enseguida se perdía la armonía de la configuración inicial. Por ello creen que la construcción del jardín está muy bien pensada y no es un acto de la casualidad.
Los investigadores de la Universidad de Kyoto aplicaron el algoritmo de Voronoi, que busca los puntos más lejanos a todas las piedras. Es decir, el algoritmo busca las zonas “más vacías” y las marca con líneas. Al unir todas estas líneas obtenidas por el algoritmo, apareció la forma de un árbol cuyas ramas convergían justo en el centro del punto donde se supone que los monjes tienen que practicar la meditación.Parece ser que las matemáticas nos dan alguna de las claves de la belleza del jardín. Lo interesante es que el monje que diseñó la posición de las piedras hace más de 500 años no tenía ordenadores, probablemente no sabía mucho de matemáticas y por supuesto no conocía el algoritmo de Voronoi. Pero llegó a la conclusión de que aquella era la disposición ideal. Los científicos conjeturan que a través de la meditación zen, la mente puede llegar a encontrar patrones en el subconsciente y llevarlos a la zona consciente que de otra forma no se podrían descubrir".
Todai-ji - Nara
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Toris (puertas que conducen al templo) Templo Fushimi - Inari
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Myoshin-ji - Kyoto
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La luz no tiene por que ser brillante y desmerecer la belleza de un templo
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Un koan
Maestro, ayúdame a encontrar la verdad.
- ¿Percibes la fragancia de las flores?
- Sí.
- Entonces no tengo nada que enseñarte.